La Federación Internacional de Lechería (FIL/IDF) acaba de publicar, en su boletín número 520, el estándar global para determinar la huella de carbono (HC) en el sector lechero, señalando, en los antecedentes del documento (capítulo 1), que el cambio climático sigue siendo una prioridad entre los muchos retos ambientales que enfrenta el mundo. Como resultado de ello, la cadena de la leche ha sido conminada a desarrollar las tareas de cuantificación y reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), lo que no sólo ha sido reconocido por la propia industria, sino que la ha llevado a vincularse, de manera proactiva, con los organismos profesionales y especializados a fin de calcular la HC de los sistemas de producción de leche y de la elaboración de los derivados lácteos.
De acuerdo con la información contenida en el boletín, el comité permanente en medio ambiente de la FIL, en colaboración con la FAO y la plataforma de la iniciativa para la agricultura sustentable (SAI, por sus siglas en inglés), desarrolló y publicó esta guía, por primera vez en 2010, señalando la necesidad de mantenerla en revisión permanente, tomando en cuenta la evolución de la ciencia y de la metodología para determinar la HC, de tal manera que en 2015 se publicó una actualización.
En 2020, la FIL inició una segunda revisión a fin de atender el crecimiento exponencial de la determinación de la HC en la cadena de la leche, al uso de la HC como una herramienta de monitoreo para evaluar y mejorar el desempeño de las granjas lecheras en un enfoque comercial, considerando que, con el tiempo, se ha incrementado el uso de declaraciones que señalan cumplir con la HC, por lo que fue necesario establecer que las mismas, cuando se comparan sistemas de producción y productos, se hubiesen realizado utilizando alcances y metodologías similares.
En la última revisión se incluyeron las siguientes modificaciones y actualizaciones:
- Identificar un enfoque, con base en un mayor conocimiento, que permita atender los retos comunes en la determinación del ciclo de vida, cuando se calcula la HC de la producción de leche y productos lácteos;
- Identifica áreas clave en las que en la actualidad existe ambigüedad o diferentes puntos de vista sobre el mejor enfoque;
- Recomienda un enfoque práctico, aunque científico, que puede ser insertado en las metodologías existentes o en desarrollo;
- Adopta un enfoque que puede ser igualmente aplicado en cualquier sistema de lechería alrededor del mundo y que sea válida para todos, desde el pequeño productor hasta operaciones de escala industrial;
- Permite a los usuarios la identificación de oportunidades para la mitigación y reducción de la HC.
El objetivo de este estándar, de acuerdo con la FIL, es acompañar al sector lechero global en su esfuerzo por reducir las emisiones de GEI a lo largo de la cadena de valor, por lo que lo pueden utilizar tanto los productores de leche como los fabricantes de productos lácteos. Con la aplicación de este estándar, la HC de los productos lácteos será más consistente y comparable entre diferentes sistemas de producción, regiones y productos. Sin embargo, la FIL advierte que las comparaciones se deben ejecutar de manera cuidadosa y las declaraciones resultantes deben ser matizadas, más que verse de una manera simplista.
La FIL agrega que al utilizar la metodología contenida en este estándar se puede:
- Reportar las emisiones de GEI en todas las etapas del ciclo de vida, i.e. tanto la producción en los establos, como las operaciones de manufactura dentro de la cadena de valor;
- Monitorear la emisión de GEI a fin de demostrar los avances alcanzados en el transcurso del tiempo;
- Identificar los puntos críticos de emisión de GEI para enfocar las acciones de mitigación;
- Cuantificar la HC de productos lácteos a través de su ciclo de vida y comunicar a los clientes y consumidores el desempeño en HC de los mismos;
- Comparar la HC entre productos lácteos y otros alimentos, incluyendo, cuando se apropiado, su valor nutricional.
En el boletín de la FIL se incluyen, en el capítulo 2, los aspectos básicos que se deben manejar para un mejor entendimiento del documento, como es el caso de la determinación del ciclo de vida (LCA, por sus siglas en inglés) y la huella de carbono, los retos y las referencias que se tienen en la actualidad sobre la materia.
De acuerdo con lo anterior, la FIL reconoce que hay otros instrumentos normativos sobre el tema, por lo que ha buscado revisarlos y alinearse, en la medida de lo posible, así como colaborar con las organizaciones que los han desarrollado (Figura 1). Por ello, considera que el cálculo de la HC de un producto, que utilice la metodología para la determinación del ciclo de vida, debe basarse de manera inicial en las normas ISO de la serie 14,000, de manera específica ISO 14,040, 14,044 e ISO 14067, sin embargo, establece que, para el cálculo de la HC en lechería, se deben considerar varios estándares y guías.
Figura 1. Vista general de las guías relevantes que se tienen para la evaluación del ciclo de vida (LCA) o para el cálculo de la huella de carbono de productos lácteos.
*Calentamiento global potencial
** Evaluación y desempeño ambiental del ganado
El capítulo 3 del documento señala los pasos que se deben seguir para la determinación de la HC: Paso 1. Objetivo y definición del alcance; Paso 2. Análisis del inventario (obtención de datos); Paso 3. Evaluación del impacto (cálculo de la HC); y, Paso 4. Interpretación de la información obtenida en los pasos previos.
En el capítulo 4, objetivo y definición del alcance. El conocimiento del objetivo (qué se está midiendo, por qué, para quién, qué uso se le dará) ayudará a identificar la información requerida, la metodología y el proceso necesario para realizar el análisis. Una vez que ha sido definido el objetivo, se puede determinar cuál o cuáles etapas del ciclo de vida (o procesos de la cadena de valor) deben ser considerados en el cálculo de la HC. Por lo general, la determinación de la HC en el sector lechero incluye los procesos de producción de alimentos, la producción de leche, la captación de leche (transporte), la elaboración de productos lácteos, la distribución, la comercialización, el uso que haga el consumidor y el fin del ciclo, que contempla las emisiones generadas por el transporte, almacenamiento, preparación, lavado de utensilios, desperdicio de alimentos, así como el manejo, transporte y tratamiento de la basura.
Uno de los capítulos de mayor importancia es el 5, ya que corresponde al análisis del inventario o de la información, contempla la calidad de los datos, la descripción de los factores de emisión (cantidad de gases emitida por alguna fuente en particular), el uso de base de datos, distribución (cuando hay varios procesos que involucran múltiples subproductos, por ejemplo, en la producción de leche y carne en la granja lechera, la carne y los becerros son subproductos cuando salen de la misma), uso de la tierra y cambio en el uso de la misma.
De acuerdo con la IDF, el capítulo 6, determinación del impacto, es el más sencillo, en comparación con los capítulos previos, ya que se describe el procedimiento para realizar el cálculo de la HC. Además, advierte que para el calcular la huella ambiental, que incluye otros impactos, además del cambio climático, el documento no proporciona directrices para hacerlo. No obstante, considera útil poder medir otras categorías de impacto ambiental, ya que podrían ayudar a entender más sobre los posibles efectos negativos colaterales de algunas medidas de mitigación en favor del cambio climático. Además, podría ayudar a matizar el impacto de los productos lácteos en comparación con otros alimentos, v.g. las bebidas de almendra que contienen almendras producidas en regiones con problemas de disponibilidad de agua podrían tener una huella de carbono baja, pero una huella hídrica más alta que la leche fluida.
En el capítulo 7, se describe lo relacionado con la interpretación de los resultados, en el que se resalta la importancia de la evaluación y el informe en un estudio de HC, así como la relevancia del nivel de incertidumbre, tomando en cuenta que la mayor parte de los GEI, en el sector lechero, son emisiones biogénicas de metano y óxido nitroso, los cuales son muy difícil de medir de manera confiable. Adicionalmente, en un sistema biológico se presentan un gran número de variaciones naturales, por lo estos factores deben tomarse en cuenta en la discusión de los resultados y de acuerdo con el objetivo del estudio.
La FIL mantienen un grupo de trabajo de 50 expertos, de 17 nacionalidades, a fin de evaluar las determinaciones de los ciclos de vida y la ciencia del clima para asegurar que la metodología permanezca a la vanguardia de la ciencia, y proveer de un recurso valioso sobre el cual el sector lechero global pueda evaluar, gestionar y reducir los impactos al clima de una manera responsable.
Bibliografía
IDF. 2022. The IDF global Carbon Footprint standard for the dairy sector. In: Bulletin of the IDF No. 520/2022. International Dairy Federation (ed.), Brussels.